En dirección a Pobeña (Muskiz), al encuentro de la Brokoa, salió del muelle norte de Castro Urdiales nuestra lancha bonitera “Cantu Santa Ana” a las 16,30 hdel día 25 de julio. La singladura duró algo más de una hora. La embarcación demostró magníficamente sus condiciones marineras aguantando muy bien un fuerte oleaje, marejada y el agitado viento del nordeste. Los doce tripulantes, a las órdenes de su patrón Nicolás Aspirez, poco antes de avistar la playa de la Arena, arriaron velas y palos. A las 18 horas, cumpliendo con el horario de los organizadores, la lancha dejó a la Brokoa, y se dispuso a entrar por la ría de Barbadum hasta el viejo cargadero. La maniobra, en la que pudimos recordar viejas escenas y sentimientos de siglos pasados, no sin dificultades, resultó un éxito: paso de la peligrosa barra de entrada, enormes y repetidas corrientes y remolinos, rocas salpicando el trayecto, arenas cambiantes en el interior, canal sin señalizar y cruce del peligroso y bajo nuevo puente.
Nuestros marineros fueron recibidos con fuertes aplausos por el numeroso público de Pobeña ataviado de época.  A las 20 horas, aprovechando la pleamar, la lancha cargó el mineral y salió cómodamente de la ría a mar abierto. Allí, en compañía de la lancha vascofrancesa Brokoa, y navegando al cabotaje con las velas mayores puso rumbo al puerto de Castro. Al llegar a la bahía los dos barcos arriaron velas y entraron a remo (21,30 h.). La emoción subió muchos grados al aproximarnos a la Dársena, especialmente para los franceses, al comprobar un muelle repleto de gente y el recibimiento musical de las entusiastas  peñas de Castro.
Después  de descargar el mineral de hierro, las tripulaciones de las dos embarcaciones degustaron una sabrosa cena (preparada por “Los Jaulas”) de hermanamiento con las peñas y asociaciones castreñas en la plaza del Ayuntamiento.
Al día siguiente, 26 y domingo, los componentes de las asociaciones “Itsas Begia” y “Cantu Santa Ana” realizaron una excursión por las zonas ferronas y mineras de Castro: Puerto minero de Brazomar, ferrería de Otañes, restos mineros de Mioño , Ontón y mirador de Salta Caballo, haciendo de guías nuestros socios Rodrigo Cerro y Ramón Ojeda.
Al as 14 horas, en dirección al puerto de Plencia, y tras cargar el mineral, salió la Brokoa. En el pequeño trayecto hasta “puntas” fue acompañada por nuestra querida lancha mayor. Allí pararon los dos barcos, viviéndose una emocionante despedida con todos los tripulantes alzando sus remos.
Atracado el barco en el pantalán de San Guillén, a las 14,30 horas nuestros tripulantes, remo en mano, realizaron una pequeño paseíllo hasta la ermita de Santa Ana. Los actos se cerraron con la colocación de un ramo de flores por el patrón de la embarcación, ante la atenta mirada de un numeroso público.